22.5.09

El intrusismo en 20 minutos


¡Vaya revuelo que montó la carta de una lectora indignada al periódico gratuito 20 minutos sobre el intrusismo en nuestro mundillo! Normalmente, cuando este asunto surge, cual recidiva, en medios profesionales como Iwetel no suele causar más que tedio, pero en este caso, al exponerlo en un medio de difusión amplia, produjo reacciones que supongo no se esperaban: ¡ah! ¿Pero es que para ser el "encargao" de una biblioteca hay que estudiar?

Ante éste, el enésimo (y uno de los más surrealistas que recuerdo) debate sobre el intrusismo, se me ocurren una serie de premisas que parecen cumplirse siempre y de reflexiones que expongo a continuación:

1. Aún no he visto que la cuestión la plantee una persona que lleve ya algunos años trabajando en el sector. Siempre surge entre jóvenes con trabajos precarios o directamente en paro, o que han fracasado ante unas oposiciones. Jóvenes que han estudiado una carrera con entusiasmo (o al menos eso se supone) y a los que se ha dicho durante varios años que serán imprescindibles para la sociedad, que las empresas se pegarán por ellos porque no pueden permitirse el lujo de no contar con expertos en gestión de la información y demás. Jóvenes que luego, al enfrentarse a la jungla del mercado de trabajo se dan cuenta de que no era oro todo lo que relucía y que sus perspectivas pasan por el empleo precario o las becas o por seguir estudiando para aprobar unas oposiciones (exactamente igual ocurre con muchas otras carreras). Y cuando el trabajo no te va a buscar, cuando sólo te ofrecen becas o cuando ves que no te aprueban las oposiciones meramente por la titulación que tengas, surge la ira, se busca el culpable y a veces se encuentra: el intruso.

2. No deja de hacerme gracia el argumento de "si me van a operar de apendicitis quisiera que lo hiciese un médico, no un ingeniero de caminos; igualmente, si me van a atender en una biblioteca, quisiera que lo hiciese un titulado". ¡Ja! Como si de nuestro trabajo dependiese la vida de los usuarios. Mala comparación, a fe mía, aunque hay que reconocer que sería impactante si al menos fuese creíble. ¿Qué es "atender en una biblioteca"? ¿Qué carrera faculta más a una persona para atender a un usuario que pide la última novela del último premio Nobel? ¿Enseñan eso en algún sitio? Otros utilizan el argumento de las Reglas de Catalogación y de la CDU sobre todo cuando estamos entre profesionales. Lástima que en esta era de la tecnología y del Web 2.0 haya que recurrir a lo más obsoleto y anclado en el pasado para justificarnos...

3. De los comentarios se deduce claramente lo que ya sabíamos casi todos: la gente asocia biblioteca con depósito-pudridero de alumnos histéricos en época de exámenes. Todo lo demás que hacemos les importa un bledo (y si no es así, lo disimulan divinamente). ¿Cómo nos va a extrañar, pues, que se asombren de que haya una carrera que cualifique sólo para cuidar de una sala de estudio? Casi valdrían más nociones de jardín de infancia o de instalación y mantenimiento de aire acondicionado...

4. Conclusión: dejemos de perder el tiempo peleándonos por el intrusismo y ahorremos esas energías desperdiciadas en hacer saber a la sociedad que valemos para algo más que para aliviar a los padres de apuntófagos en época de exámenes.

13.5.09

Miedos compartidos, pero cada uno por su lado...


Acabo de asistir a unas interesantes Jornadas sobre la comunicación en las redes sociales que ha organizado el Instituto Universitario "Agustín Millares" de mi Universidad (UC3M). En principio creí haber metido la pata, porque como en el título no se especificaba el tipo de "comunicación" resultó que era una reunión de periodistas. Pero lo curioso fue que, a medida que iban avanzando las ponencias, me di cuenta que si sustitíamos las palabras "periodista" y "periódico" por "bibliotecario" y "biblioteca" no hubiese pasado nada. No sólo porque ellos también se quejaban de los "muy apegados" al papel (léase en nuestro caso las Reglas de Catalogación) que no quieren saber nada de estas cosas, sino por su miedo, ante la llegada de las redes sociales, a perder el papel tradicional que les ha correspondido como mediadores entre la información y sus receptores.

Quizá los bibliotecarios sentimos esto antes, con la llegada masiva de Internet a nuestras vidas; en el fondo para ellos entonces la cosa no fue más que la adaptación a un nuevo formato. Pero las posibilidades que dan herramientas como las bitácoras, que permiten a cualquiera publicar lo que desee para un público más o menos amplio (pero que potencialmente es todo aquél que esté conectado a Internet) sí que rompieron totalmente sus esquemas.

Ante eso ¿qué hacer? ¿Cuál sería su nuevo papel? Pues ante tal cúmulo de información que nos llega queramos o no, alguien tiene que seguir siendo ese intermediario que filtre, seleccione y ayude al usuario para que la información que le llegue sea realmente la que busca, le sea últil y le ayude a crear opinión y a ver las cosas desde un punto de vista crítico. ¿Nos suena?

Sí, eso es lo que muchos bibliotecarios sitúan (situamos) ahora bajo el cartel de "alfabetización en información". La tecnología sacudió nuestras venerables y (a veces) vetustas instituciones y nos arrastró a asumir nuevos papeles. Y ese es uno de los más importantes. Los periodistas opinan igual... Ahora bien: el ponente dijo que "estaban solos en su tarea". Yo no pude resistirme y repliqué que nosotros queríamos asumir la misma tarea (y en algunos casos lo estábamos haciendo) y que incluso contábamos para ello con ayuda oficial... ¿No sería mejor trabajar juntos (o al menos unos a la vista de los otros) ya que manejamos el mismo material, la información? No es mejor converger para llegar al mismo punto que ir, cada uno por su cuenta, en paralelo...?

(Quién me ha visto y quién me ve... Yo, por ahí, defendiendo la ALFIN...)